sábado, diciembre 30, 2006

HUIDA. mezcla perfecta de realidad con gusto

Abrió el cajón de golpe en busca de las pocas monedas que esperaba encontrar, pero ella sabía de antes lo que había en aquel mueble – nada- pensaba mientras se metía los dedos en los bolsillos soñando con que Dios le pondría mágicamente billetes en ellos. Que burda fantasía – le comentaba él – no sigas buscando, tenemos que pedir ayuda a alguien. Salomé le echó una mirada de aprobación con sus ojos que divagaban entre el azul y el verde; asintió con la cabeza mientras jugaba nerviosamente con su pelo rubio. Se levantó lentamente y abrazó a Cristián con los ojos humedecidos. El Sol de las doce no les tenía piedad. Cristián sin cambiar su rostro apesumbrado la soltó lentamente; tenía una mirada triste que trataba de disimular.

Ninguno de los dos tenían celulares para llamar. Él la miró tiernamente, como si fuera su única salvación. Salomé entendió y buscó alguna moneda. Tenían que pedir ayuda.

Una moneda de cien pesos brillaba opulenta en el fondo de la cartera, ella la tomó entre sus pequeños y temblorosos dedos, le dio un beso de despedida y la metió en el teléfono público. Sonaba despacio, había mucho ruido alrededor, eran las cinco de la tarde en el centro de Santiago; a la gente no le importan los problemas ajenos.

Aló? – contestó una mujer al otro lado de la línea

Amiga, necesito plata

¿Para qué? – ella odiaba prestar plata, y odiaba contestar el celular cuando estaba ocupada. Sobretodo si estaba tomando café con sus amigos, y compartiendo un minuto muy agradable. Salomé la había llamado amiga, y eso cambiaba todo.

No puedo decirte. ¿Dónde estás? – su voz se urgía cada vez más. La mujer de la otra línea lanzó un suspiro y dijo a regañadientes: donde siempre

Se cortó la comunicación. Ellos dos sabían que era su única posibilidad acudir a Virginia, ella sabía lo que tenían que hacer y nunca les negaría ayuda. Tomaron sus mochilas, su botella de agua y fueron en busca de una micro que los llevaría al lugar.

Hace tres días que había escapado de su casa. Ella decidió seguirlo. Habían visitado diversos moteles, hoteles y hosterías en el centro para encontrar algún lugar apropiado donde quedarse solos, les gustaba la aventura. La música que acompañaba esta situación tenía un toque de Punk, pero ellos no la escuchaban, sólo se oían entre sí. Encontraron un lugar en medio de la calle Santo Domingo, tenía pocos muebles, olía a sexo y lo administraba una señora bastante anciana. Dos anteojos gruesos le cubrían el rostro, sus arrugas no le permitían ver con claridad, escupía una saliva verde y viscosa que caía levemente por su cara totalmente demacrada.

¿En que les ayudo? – dijo forzando la voz

Queremos pasar dos noches aquí.

No tienes dinero, hijo

La vieja lo sabía muy bien, es por eso que decidieron buscar plata donde Virginia, que estaba tomando café en algún lugar de la ciudad. Ya habían conseguido una micro que los llevara por doscientos pesos, no habían comido en todo el día y tampoco podían hacerlo; escaseaban de monedas. Llegaron finalmente a destino, transpirados, con heridas en los pies y ojos totalmente desorbitados. Ella corrió donde Virginia, que la miró entre risas y disgusto. No obstante él se alejó afligido, no quería que vieran su rostro, por lo que simplemente esperó en la puerta, deseando un poco de su ayuda. Salomé confiaba en Virginia, la conocía. Fingió estar despreocupada realmente y le rebeló todo su problema entre risas y congoja. Virginia desaprobó la idea totalmente, pero aun así sabía que Salomé tenía mejores razones, las que ella no podía entender. Es por eso que le tendió un billete sin pensarlo demasiado.

- ¿No tienes más? – preguntó desconsolada. Los amigos de Virginia comenzaban a molestarse por dicha interrupción.

Virginia terminó de sorber el café, mordisqueaba el vaso desesperada, no quería responder dicha pregunta porque sabía las consecuencias.

Sí, pero en mi casa.

¿Queda muy lejos?

No – Virginia se había levantado de la mesa para no perturbar la conversación de sus compañeros.

Ella pequeña y débil, con una tos famélica, le rogó que le prestara más jurando que se la devolviera lo antes posible. Virginia que no tenía intención alguna de separarse de su agradable compañía tuvo que ceder casi por un tema moral. Caminaron rápidamente unas cinco cuadras hasta llegar al departamento. El aire era tenso, Virginia estaba molesta y este par totalmente agobiados. Le entregó más plata y les sirvió un vaso de bebida; se negó a dar abrazos y los despidió a su suerte. En ese momento Salomé y Cristián estaban solos, sin nadie que los ayudara, con algo de plata y callos en los pies. Habían logrado ocultar perfectamente su examen de VIH, que los había condenado a escapar. Virginia lo sabia, siempre lo intuyo, pero prefirió considerarlo una mentira. Salomé nunca se lo dijo y Cristián lo calló.

Volvieron a duras penas a su hostería, sus pies sangraban y sus ojos no dejaban de llorar por la desesperación. Sucios, mal vestidos, hambrientos. Sabían que morirían. Llevaban meses sabiendo. Habían decidido huir para hacerlo a solas, ya que ambos dos eran causa del otro; consecuencia de muerte. Entraron a la habitación de paredes rasgadas, fecas en el suelo y manchas de gonorrea en los cojines. No podían alegar, era su destino. Se tendieron uno al lado del otro en la cama, se tomaron de las manos y comenzaron a contar en forma regresiva. Ambos lloraban, nadie los acompañaría, ni siquiera ellos estaban juntos, simplemente tenían que morir. Romeo y Julieta se habrían encontrado en ellos dos, ambas parejas tenían ese color a drama y ese destino tan desgraciado.

Oscureció temprano ese día, se nublo el cielo mucho antes de lo que esperaban, pero ese eclipse sólo lo vieron ellos; los demás gozaban del calor de un día de Diciembre. Las toses ensangrentadas llenaron la vieja pieza, el color verdoso de la cara hacía que sus rostros se buscaran más y eso hacían, aunque con miedo, como esperando que todo terminará ya. La enfermedad llegaba a la recta final, no quería seguir manteniendo la existencia de aquellos dos, quería apartarlos del camino. Las luces se apagaron, y la puerta se abrió. Entró Virginia con un caminar lento, miró de reojo la habitación y se sonrío. Cristián y Salomé no entendían nada, ninguno se alegró por la llegada; temían ser descubiertos.

¿Te sirvió la plata que te preste? – dijo Virginia sin mirarlos

No la hemos gastado aún, amiga – dijo entre toses.

Virginia emanó una sonrisa. Cristián y Salomé yacían abrazados en el sofá, transpiraban de nervio y de miedo; sus ojos de plato miraban buscando algo, alguna salida, alguna oportunidad. Virginia se sentó frente a ellos y les susurró – me arrepentí de prestarla-. Acto seguido, una bala atravesó los dos cráneos y plasmó más sangre en las paredes, con la diferencia, de que ésta estaba fresca. El hedor salió de los cuerpos inmediatamente, como si ya hubieran muerto hace tiempo; no se podía respirar allí. Virginia tanteó los bolsillos y encontró su dinero. Salió de la habitación con él, se subió a la micro, y se fue de compras navideñas.

No es bueno prestar plata – se dijo para sí.

jueves, diciembre 28, 2006

Es tiempo de invernar


No me gusta el Sol, quiero oscurecer.
Estuve rodeada de gente todo el año, quiero escapar.
No tuve tiempo pra leer, quiero aprender.
Nunca calzé, quiero conversarme.
Vivi en el mundo que me rodeaba, quiero volver a mi habitat.
Estuve poco tiempo con la familia, necesito estarlo.
Quiero dejar de fumar y ahorrar plata.
Me abstraje mucho, quiero conectarme.

Vacaciones, es tiempo de invernar

sábado, diciembre 23, 2006

Amistad


La amistad es uno de los tesoros más valiosos que logra encontrar en alma durante el transcurso de su vagar por este mundo, pese a que aquella relación puede muchas veces ser abandonada e incluso olvidada en un rincón polvoriento; como si todo fuese tan sencillo. Encontrar a un amigo es complementar el alma, es ponerle aquella frutita al pan de pascua e incluso puede llegar a ser el queso de la empanada; su único problema es ser de bajo perfil. Con el amigo nos reímos, lloramos (uf que cliché), corremos, saltamos, mendigamos un poco de valor y lo llamamos para salir a beber; pero lo más importante es el profundo cariño que vamos creando junto a esa persona totalmente externa, a tal punto que es parte de tu familia personal, la elegida por ti. Te llenas de momentos, conversaciones y recuerdos en tu cabeza, situaciones que compartes a fondo con una sola persona y es por eso que el verdadero amigo puede ser abandonado pero nunca olvidado. Dicen que el recuerdo y la nostalgia del amigo que nos abandona es capaz de asesinarnos por dentro, porque no podemos aceptar el hecho de buscar a alguien que remplace a ese otro. Nunca lograremos hacerlo,porque lógicamente nadie remplaza a alguien. Ese vacío del abandono se suple con el encuentro con un ser que lo supere o con el regreso del mismo, ¿en que topamos? Somos impacientes en esos ámbitos, no estamos dispuestos a esperarlo a él, de tenerle paciencia o incluso de quererlo por haber tomado la desición de abandonarte. Lo llamamos cretino y queremos vengarnos, destruirle la vida que tiene sin nosotros, pero no es tan fácil; el cariño que le tenemos no nos deja espacio para la crueldad. Al final terminamos rindiendonos y mirando todo con profunda alegría, no porque lo estemos, sino porque aquel amigo puede estar feliz sin ti que admirable es lograr sonreír con ese pretexto


Es por eso que he llegado a la conclusión de que la AMISTAD es una variación del amor mismo, no por un tema sexual, sino por el tipo de relación intelectual y espiritual con aquella otra persona. El compartir absolutamente y el de esforzarse por obtener rasgos de la felicidad completa del amigo. Que fuerte es entonces, después de muchos años de contacto, el tener que alejarse casi enteramente; ni siquiera poder mantener una relación telepática (al menos sería un consuelo), porque el lazo de unión fue roto por uno de los participantes. Y esto último es lo peor que puede suceder en cualquier relación. El que uno de los jugadores destruya el lazo. El otro queda absolutamente varado en una isla, sin defensa, sin excusas, sin decir su palabra; simplemente es abandonado en el medio del mar dejándolo sin ningún refuerzo para sobrevivir. Podemos morir en el intento de salir de ahí, de hecho, la muerte es casi obvia a menos de que llegue otro a salvarte de aquella terrible situación.

En el momento en que volvemos a creer en que la Amistad no es un invento de nuestras cabezas, sino que somos capaces de lograr un encuentro absoluto. Sentirnos totalmente comprendidos y acompañados en un camino que algunos llamamos vida; sosteniendonos muchas veces y otras simplemente dirigiendo a nuevos lugares. No hay nadie que no aprenda de un amigo y tampoco nadie que no logre enseñar nada de su cosecha; y así finalmente se vuelven uno con mezclas de otro.....estamos conformados por amigos nuestros, es por eso que el dicho ''dime con quien andas y te diré quien eres'' se aplica en absolutamente todo el ser que nos rodea. Y aunque ya no los tengamos, siempre quedó algo de alguna vieja relación, y por suerte, sería terrible saber que pasamos por la vida de otro sin siquiera dejar un rasguño. Los que me conocen, saben que no quiero dejar rasguños sino heridas a sangre abierta; no lo digo de soberbia, sino que necesito escribir frases pseudo sanguinarias.


viernes, diciembre 15, 2006

El sueño

Me quedaría dormida si así lo quisieras,
aprovechando de envolverme
con tus propios sueños;
pedazos de imaginaciones
repletas de llantos.

Cerraría los ojos si me lo pidieras
y te rozaría con una suave manta
sólo para mirarte dormido.
Observar tu ausencia temporal
y deleitarme con tus viajes oníricos.

Ya abrazaré fuerte
para asegurarme de que sigues allí,
que tus anhelos no te han alejado de mi
y que tu blanca sonrisa
permanece en tu rostro.

Me atrevería a tenderme a tu lado
y sentir las estrellas,
con tu mismo tacto, como si fuera único.
Correría para alcanzar tus pasos
atesorando aquellas viejas pisadas
-muestra de tu soledad, quizás-

Te daría una flor marchita
si olvidara regarla,
pero no lo hago,
no controlo este sueño

miércoles, diciembre 13, 2006

Fragmento de una radiografía



Un tipo delgado atravesaba la calle oscura alumbrada por pequeños faroles que irradiaban luces amarillentas y cubiertas de neblina; él caminaba con pequeños saltitos. Iba fumando un cigarro de una forma un tanto soberbia, pero era curioso aquel acto, porque él no emanaba nada de eso. Al contrario, era un joven de sonrisa tímida, de ojos amables y cariñosos, que armonizaban su rostro haciéndolo apacible. Era una ardilla hiperquinética que subía a los árboles en busca de bellotas específicas; era tan exigente para sus cosas.

Me encontró desprevenida al borde de una estación de trenes, yo miraba al vacío como si lo hubiera estado esperando hace años, lo cual no se alejaba tanto de la realidad. Me susurró algo al oído, frases inconexas y demasiado volátiles, cosa que en primera instancia me descolocó; no porque no las entendiera sino que ya me había acostumbrado a olvidarlas. Así empezó todo, con un intercambio pueril de palabras que fueron muriendo para renacer en alentadoras frases sacadas de alguna maravillosa historia. Me fue envolviendo en su mundo, en una fantasía añorada donde la realidad palpable era casi un obstáculo para respirar en este país de nunca jamás. Yo creo que eso fue lo que me atrajo. Su manera de llevarme donde yo quería ir, su forma de tomar el cigarro y aspirarlo sin asco, pero por sobretodo, el camino que había tomado al deambular por esa calle oscura. Sentí un impulso incontrolable por correr tras él, por caminar junto a él y alumbrar el camino con mis faroles blancos, pero yo no podía hacer eso. Él caminaba mostrándome distintos fragmentos de su sentir, los que eran imposibles de armar en una sola pieza. Era un hombre irrearmable simplemente porque carecía de molde, había sido armado en otro lugar muy distinto a éste. ¡Que atractivo se ponía entonces! El sólo pensar que estaba junto a ti, pero que su mente bailaba en lugares lejanos, me hacía admirarlo y quererlo cada día más.

Era un fantasma solitario que irradiaba colores y empapaba los tonos grices con luces de su propia creación. Era casi un poeta escuálido y cansado de tener que hablar demasiado. Un vagabundo hundido en sus propias fantasías que transmitían el sentido de la belleza con palabras jeroglíficas que pocos entendían. Ese fue otro de msi grandes placeres, comprender fragmentos de él, haber sido parte de narraciones privadas y haber desentrañado rasgos ocultos que resultaron un deleite en el dialogo.

Estuvimos atrapados mucho tiempo en aquella estación repleta de gente, donde cada día me ahogaba más y sospecho que él también. Rodeados de tanto discurso innecesario, ruidos ensordecedores y colores hipócritas. Yo quería salir de allí, llevármelo a otro lugar con luces amarillas y neblina, donde pudiéramos mostrarnos abiertamente el mundo paralelo de donde veníamos. Él siempre fue más sincero, yo me callaba muchas cosas; no porque temiera decírselas, sino que el lugar me era adverso. No soporto las grandes masas, me trastornan.

Al final el tren llegó, y tuvimos que partir; nos ahorramos las despedidas, quizás por cobardes. En todo caso, me arrepiento de no haberle dicho lo importante que era para mí, de no haberle dado las gracias por sacarme de ese mundo y claramente de no haberle dicho lo mucho que lo quería y todo lo que lo necesitaba. Sé que lo volveré a ver. Él siempre aparece.

martes, diciembre 12, 2006

10 cosas que odio de ti



- Odio cuando me sonries

- Odio cuando te ries de algunas viejas tallas

- Odio saberme tu número de memoria

- Odio acordarme tanto de ti

- Odio tu manera de amar

- Odio esperarte

- Odio tener que odiarte

- Odio tenerte lejos

- Odio intentar acercarte

- Odio saber que ya no te quiero.


sábado, diciembre 09, 2006

La casa

Creo que la vida diaria sería mucho menos mónotona, si las piezas de la casa cambiaran de lugar constantemente. La pieza de la hermana estaría en el baño, y éste en la cocina, la que ahora estaría en la terraza; y así infinitamente. Sería mucho más agradable llegar a la casa todos los días, y tener que adivinar dónde va a estar tu pieza hoy, e imaginense cuando llegan muy tarde, tener que buscar a tientas el nuevo lugar del baño, o cualquier otro aposento.
Lamentablemente cada cosa tiene su fin, y llegaria el punto en que todos los lugares ya empezarían a repetir sus ordenes aleatorios originales; teniendo que aburrirnos nuevamente por el lugar obvio de encuentro.

En todo caso, ya hubieramos tenido muchos meses de diversión.

jueves, diciembre 07, 2006

Noche de Insomnio

El texto se asemeja a una vena que se asoma debajo de la piel. Tras la epidermis cruza una linea verdosa, tímida y rebelde; la que rompe las vanas esperanzas. Hay una vena 'visible' en la piel. No hay nada que puedas hacer.

Hay líneas que son pequeños pelos que tapizan tus piernas. Salen aberturas de carne con tonos oscuros y punzantes. Es el fin de tu vida ficticia, nada es para siempre.

Así también ocurre con los años, que tu concepto de éstetica va a dejar de nutrirse de estamentos televisivos (es eso o sumarse a la depresión eterna y estúpida)

Hoy no puedo dormir, quizás no lo merezco. Podría ser que mi futuro sea anclarme en la realidad para ver si es posible creer en ella, ya que nunca lo he hecho; me gustaría hacerlo. Suelo aburrirme de la inconexión constante.

Esperaba ver a la Nacha en mi graduación, pero ella nunca llega a ese tipo de cosas.

Han pasado 15 minutos desde que empezé a escribir estas frases sin sentido. Ya no vale la pena dormir. La tele es aburrida

viernes, diciembre 01, 2006

Se ha muerto una princesa



Hoy me acuerdo de los versos olvidados,

Que emplumados volaron lejos

Hasta alcanzar el hielo, su destino.

Volvieron congelados,

Acariciados por un plumaje patético,

Un poco esquelético y desmembrado,

Simplemente su cadáver.

Era Alicia blanca tras el espejo,

Una pantomima de princesa

Que fue descolorándose sin notarlo,

Fue perdiendo brillo, fue perdiendo sangre.

Fue perdiendo vida, fue perdiendo muerte.

Colgando con cuerda al cuello,

Buscando aferrarse a una mirada

Que se van perdiendo,

Que se van cerrando

Que se van negando

Que se van hiriendo.

Dos ojos fugitivos

Que se pierden entre caricias,

Que se muerden sin quererlo

Y que finalmente, terminan por ahogarse.

Flotan en un mar de lágrimas

Caidas por observas a su estrella

Quien estuvo atrapada en aquel espejo,

Que se convirtió en su propio tablero.

Ay, humanidad carcelera,

¿Por qué dejas atraparnos como ciervos?

¿No deberías simplemente quitarnos el alma?

¿O es todo esto miedo por no poseer esa mirada?

Esos versos fugitivos,

Que se encerraron a causa del miedo,

Fueron desapareciendo, muertos tal vez;

Solamente por haber esquivado tu mirada.

Me gusta esta canción

Simón Bolivar - Inti Illimani

Simón Bolívar, Simón,
caraqueńo americano,
el suelo venezolano
le dio la fuerza a tu voz.
Simón Bolívar, Simón,
nació de tu Venezuela
y por todo el tiempo vuela
como candela tu voz.
Como candela que va
seńalando un rumbo cierto
en este suelo cubierto
de muertos con dignidad

Simón bolívar, Simón,
revivido en las memorias
que abrió otro tiempo la historia,
te espera el tiempo Simón.
Simón Bolívar, razón,
razón del pueblo profunda,
antes que todo se hunda
vamos de nuevo Simón.
Simón Bolívar, Simón,
en el sur la voz amiga,
es la voz de José Artigas
que también tenía razón