El jote picante 'alolado': Hombre cercano a los 50 años, que se viste con shorts, chalas y calcetines, guayabera. Va a comprar pan y regresa a la caja masticando con la boca abierta. No deja de mirarme con una mirada de viejo verde. A veces lleva a su 'polola', una rucia teñida que se viste como prostituta de puerto. Te habla mientras mastica, ergo, observas como el pan pulverizado se asoma por sus dientes amarillos.
La señora mayor con demasiados defectos físicos y mentales: Una señora de unos 60 años, obesa, pequeña y con un ojo desviado. Llega al minimarket respirando por la boca (como si hubiera corrido una maratón), y te pide que le traigas todo al mesón porque es incapaz de ir a buscarlo. (A veces pienso que exagera tanto ese cansancio que llega a ser falso, y si no lo es, es perturbadoramente poco estético). Le traes todo lo que quiere, y se da cuenta que no trajo la plata suficiente, y te pide fiado. Se queda mirando y jadeando mucho rato antes de irse.
La señora desconfiada, que persiste en quedar humillada: Una señora de unos 50 años. Que luego de decirle el precio total de sus productos, va preguntando uno por uno el precio ,y va sumando con los dedos para ver si está bien. Siempre dice que está mal, que le estoy cobrando demás. Sumo todo denuevo mostrandole los calculos que hago en la calculadora, y siempre da el resultado que yo le he dado. Hace siempre lo mismo, y nunca me he equivocado de ella. Se excusa diciendo: uy, esque con los años uno se olvida sumar. Lo que me parece burdamente estúpido, y más aun cuando hace el mismo acto auto-humillante de forma reiterada.