martes, abril 19, 2011

Se evaporan los besos que inundaron las paredes,
el papel mural llora la ausencia adulta.
Hemos abandonado lentamente la guarida para pertenecer a la calle.
Los rincones polvorientos se acumulan al no escuchar nuestras risas.
Somos transeúntes de la vida.
Y ya no tenemos tiempo para saltar en la cama.

Tus besos se han escondido también.
Los guardas para las despedidas de un día de mall.
Te bajas del auto con bolsas en las manos, estás contenta,
tan contenta que regalas besos.

Los tiempos son de la ciudad,
de las boletas y tarjetas de crédito en la mano,
de las bolsas de ropa que cargas contigo.
Tiempos del aburguesamiento del cotidiano.