viernes, junio 29, 2007

El rapto


Voy a raptarte en un caballo,

Como en los viejos tiempos.

Voy a llevarte a un castillo lejano,


Como en los viejos tiempos.


Voy a darte de comer,

Los mejores platos,

Y adornaré con oro

Cada uno de los rincones

de tu pieza.

Compraré caballos,

Y tendrás lacayos,

Como en los viejos tiempos.


Compartiremos un lugar secreto,

Y conviviremos en silencio,

Como en los viejos tiempos.


Te tendré una novedad.

Que no es antigua.

Todo esto quedará en tus sueños.

Y al cerrar los ojos,

Tendrás las maravillas que te he prometido.

Te rescataré en ellos, y correremos lejos.

En los sueños, en los sueños.


Los viejos tiempos han pasado ya,

Los sueños continúan vivos,

Porque no tienen final.

¡Son eternos!


Te raptare en la eternidad.

Y no te soltaré hasta que se acabe.

lunes, junio 25, 2007

Los ojos y nada más


En esa calle nos encontramos,

Era primera vez que te miraba a los ojos

Y nunca más puede dejar de hacerlo.

Me mirabas tanto,

Como si fuera la última vez.

Yo de reojo lo hacia también

¡PERO NO QUERIA QUE TE ENTERARAS!

Me ocultaba para verte pasar,

Y tú me mirabas,

Sabiendo de antemano mi escondite.

Me diste un cigarro,

En forma de agradecimiento.

Te gustaba que te mirara.

Y yo te di uno a ti,

Para que lo compartiéramos.

Me dijiste que sí, y me invitaste a un café.

Y yo te mire, nuevamente.

Saque mi cuadernito, y trate de dibujar tus ojos.

No lo logré.

No me gustaban mis dibujos.

Te los pedi,

Tú te asustaste.

¡Escapaste!

Y que deleite saber aquello,

Porque ahora,

No me querías cerca.

Y yo me acercaba mucho,

Y no me veías.

Yo veía tus ojos, y los tenía para mí.

Es secreto, con cuidado.

¡Nunca lo supiste!

El día en que la vejez te llevó,

Tomé tus ojos,

Y los guarde muy cerca de mí.

Ahora eran míos,

Como siempre soñé.

Te habías ido muy lejos,

Pero no me importaba.

Yo quería tus ojos,

Nada más.

Sólo los ojos,

Y nada más

miércoles, junio 20, 2007

Enloquecer


Tú me hablabas ya no sé de qué, llevaba quince minutos sin escucharte; pensaba en las mil y una forma que tendría para darte un beso, para excitarte hasta que enloquecieras. Yo quería enloquecerte, quería que te perdieras dentro de mí, quería que no encontrarás nada más que orgasmos y supieras que por un segundo yo no te estaba escuchando. Tú me seguías hablando de tu vida, de cómo te la estabas tomando, y yo quería sacarte la ropa sin que te dieras cuenta. Quería tocar cada parte de tu cuerpo y sentirte respirar agitadamente a medida que me iba acercando a ti, a medida que nuestros cuerpos se iban fusionando para convertirse en uno sólo.

Mientras pensaba en eso tú me miraste a los ojos y me preguntaste por qué diantres te estaba mirando de esa forma. Yo no sabía que había cambiado la manerda de mirarte, siempre te he mirado de la misma forma, porque siempre que te miro pienso en todas las formas que tengo para enloquecerte. Y te lo digo sin preámbulos, y tú te contorsionas, porque te excita que te digan esas cosas. Te me lanzaste a los brazos sin ninguna cautela, y en efecto, yo te enloquecí. Lástima que al día siguiente no me hayas encontrado en tu cama. Yo no quería despertar ahí, sólo quería hacerte perder la cabeza.

sábado, junio 16, 2007

Por el mundo en globo


Silencio,

Silencio muerto, pintado en papel

Pedazos de cartón silenciados.

Todo se calla, apretas el botón

Y la bala te degolla,

Te vuelves espuma, te vuelves mar

Te vuelves océano y vuelas,

Para olvidar, para encontrar,

Simplemente buscas.

Eterno buscador,

Cruzas las mentes,

Y la frontera no existe

La imaginación tiene un pasaporte universal.

Los aeropuertos pasaron de moda,

Ahora todos viajamos en globos.

Y seguimos, volando.

Vamos a atravesar el mundo sin rechistar,

Nadie nos sigue, todos nos ven.

Vamos a plantar un bosque,

Y nadie lo sabrá.

Soñamos demasiado,

Pero nadie lo sabe,

Es nuestro secreto.

Nuestro, tuyo y mío.

Es nuestro mural con tinta china,

Con colores.

Nadie lo entiende, pero es simple.

Hay que saber quererlo.

Amarlo, mirarlo, soñarlo…

El arte tiene una expresión,

Y es nuestro viaje,

Por el mundo en globo.

jueves, junio 14, 2007

14 de junio 2007

Hoy recordé. Recordé años pasados. Recordé mi actitud.

Hoy aparecí donde no tenía que estar, de donde quería escapar.

Hoy sonreí. Me alegré de mí.

Volvia a sentir esa felicidad increible por la felicidad ajena. Llevaba dos años sin sentirla.

Llovia. Hacía frio. Y yo estaba en una esquina oscura. Simplemente estaba ahí.

Mucha gente me pregunto el por qué, y yo no les respondi la verdad.

Me importaba porque era importante para tí. Por eso llegué.

Llegué para entregarte algo que intuía que seria útil para ti. Fue útil para mi en su época.

Me sentiría rídicula al confesarlo, yo soy de las que guardan silencio.

Hoy me di cuenta lo mucho que te quería.

lunes, junio 11, 2007

Te hablo, te pienso


Te quiero para mí - pensaba
Realmente no me importa - le dije

Me miró sin entender lo que le decía, sabía en lo que estaba pensando. Siempre lo sabía.

Te iré a dejar a tu casa - me dijo
Quiero darte un beso - pensó.

Yo también sabía lo que estaba pensando, pero no le dije nada, yo nunca le decía nada. Durante el camino no abrimos la boca, no era necesario.

- Que te vaya bien - me dijo
- Te llamaré mañana - pensó

- No te volveré a ver más - pensé
- Hasta luego - le dije

Nos mentimos toda la vida. Jamás contesté sus llamadas y ahora mi mente no recuerda su cara, únicamente su olor. Aquel que alguna vez se quedó impregnado en mi cama

miércoles, junio 06, 2007

¿Te conté que no me atrevía?



¿Por qué vuelves a alzarte?

Entre penumbras del recuerdo

Vas citando tu aliento

Calido y febril,

A donde no puedo seguirte

Porque no hay espacio, no hay un lugar.

El perfume de tu rostro,

Se vuelve el olor del calvario,

Todo se trastorna en un paraje desolador

En donde me encuentro sola,

Esperando tú presencia.

Y no eres tú, pequeña,

No eres tú la que me tortura,

Clavándome en la misma herida,

Que aun no decide morir.

Es simplemente, la blanca espuma,

El mar tenebroso, y ese Sol menguante;

Los que van atando mi alma a un muelle olvidado.

¿Te conté que no me atrevía?

Veo como nos hundimos,

Siendo náufragos nuevamente

De mi propio error,

De aquel que magulló mi débil cuerpo,

Y lo abandono al borde del callejón sin regreso.

Trataste de encontrarme, pero no llegaste hasta nada más,

Que un pedazo de carne envuelto en espuma.

Sentía como te ibas colando por mis dedos,

Y como tu mirada fría y mentirosa,

Me iba recordando diariamente

Que las obsesiones son para los tontos,

Para aquellos que cometieron el pecado

De querer más de lo que se les pide.

Te dejé una rosa tendida en el velador,

Y me regresaste un puñado de cartas sin abrir,

Al igual que las miles de fotos

Que fueron inmoladas con el ardor de tu ira.

Y no te preocupaste de dejarme con vida.

Y no eres tú, pequeña

La que me devoró con sus fauces atronadoras,

Fue el tiempo,

Aquel asesino en serie,

Aquella sombra trémula

Que invade a cualquier apasionado.

Vi llorar al cielo,

Y vi una lágrima caer por tu mejilla;

Me preocupe de secártela con mi mano,

Y de sacarte una sonrisa tímida y silenciosa.

¿Te conté que no me atrevía?

Te recuerdo en la playa,

Esperando que las aves apresadas,

Y los cielos sin estrellas

Dejaran de hacerte llorar.

Envuelta en una manta color verde,

Acurrucada junto a una roca salada,

Derramando pensamientos

Que yo no logré coger.

Y no eres tú, pequeña.

La que borró la poesía de mi rostro,

Ni la que robó el ultimó te quiero.

No congelaste al desierto,

Ni curaste el ojo ciego.

Cierra los ojos nuevamente,

Y olvida.

Olvida que los cielos

Dejaron huellas en tus ojos,

Y que la arena tormentosa

Se coló por tu mirada.

Olvida, pequeña, olvida.

sábado, junio 02, 2007

Persona incendiada


Este cuento ha sido escrito exclusivamente para retratar mi visión abstracta de mi queridisima amiga, Isidora Cousiño, y regalárselo de alguna u otra forma por agradecimiento. Voy a confesar que es tan enigmática y RARA, que se ha transformado en una gran musa de insipiración


Persona incendiada

Aquella niña de ojos verdes era llamada desafortunada por ser un imán de situaciones retorcidas. La perseguían personas sacadas de cuentos de Poe; mezcla de poetas y locos, de depresivos y genios, de sonámbulos despiertos. Entre más huia, más atrapada se encontraba dentro de aquellas murallas con vestidos de princesas incendiadas. Ella no quería quemarse pensando que moriría, pero ¡cuan equivocada estaba!, definitivamente no lo haría.

Una vez le conté la historia sobre la existencia de dos tipos de personas: las que se incendiaban y las que no. Ella me sugirió que ella jamás se quemaría. Yo me reí de su tierna ingenuidad, porque nadie elige que quiere ser, sino quien debe ser. Ella observó un instante los jardines de girasoles que la rodeaban y se dispuso a no seguir escapando. En ese mometno comenzó a incendiarse y yo sonreí.

Por fin podríamos ir a tomarnos un café.