domingo, julio 29, 2007

(Re)Encuentro


Nosotros paseabamos abrazadaos por el Parque Forestal, conversando quien sabe de qué; a veces, nos deteníamos para besarnos o simplemente para mirarnos un rato a los ojos. ¡Cúanto me gustaba tu mirada, era una de las pocas que me daba paz realmente!
La gente nos miraba burlándose, se reían siempre al verme contigo, como si tuvieras algo que no calzara. En todo caso, para mí era muy cierto, ya que yo siempre te decía que eras la persona más enigmática que había conocido. ¡Y te amaba por eso! Te amaba tanto que siempre estaba contigo, pese a todas las burlas extrañas de la gente y sus caras de preocupación. Como si estuvieramos equivocados o haciendo algo malo.

¿Te acuerdas de aquel día que me empezó a doler fuertemente la cabeza?
El doctor me dijo que tu no existías, que eras producto de mi imaginación. Tú estabas ahí conmigo y no me lo negaste, no dijiste nada. Me miraste con esos ojos tuyos rogándome que no te borrara de mi mente, que no me curara de ese mal enfermo de imaginarte en cada lugar.

Yo cumplí mi promesa y escapamos juntos a nuestro jardín hecho de girasoles. Ambos sabíamos que tampoco existía, pero de cierta forma, nos gustaba ser cómplices de esa suerte de inexistencia

sábado, julio 21, 2007

Y ella se entrometía


Paulina se entrometía constantemente en mi vida. Revisaba mis mensajes del celular, los contactos que tenía en MSN, en mi agenda, en mi libreta de notas, en los papeles arrugados del basurero, en la mano izquierda, en la derecha......en fin, quería conocer a toda la gente que estaba a menos de un metro mío. Gritaba desaforada cuando sentía que la engañaba e incuso derramaba lágrimas de celos incomprensibles. Sólo el tiempo fue calmando paulatinamente su paranoia. Un dia descubrí que ella me mentía, que se estaba inmiscuyendo con la única persona con que no debía. Vi como le dejaba mensajes en secreto, como le vomitaba literatura barata ante mis ojos. La llamé frenética preguntando ¿que carajo estaba haciendo? Ella me encontró rídicula y dijo que no podía comportarme de esa manera. Examiné en sus diversas carteras y bolsos, buscando pruebas de mi sospecha, no podía permitir tal infamia a mi persona. Me estaba engañando la muy perra y no quería contestar a mis preguntas. Cuando la encaré, lo único que respondió fue: "Paulina, no te entrometas tan obsesivamente en mi vida"

Mierda, yo siempre había sido Paulina

viernes, julio 13, 2007

Mi broma, tu broma


Te voy a gastar una broma,
de esas que te asustan,
que te encogen.

Te quiero hacer sonreír
cada vez que te vea,
quiero oír tu risa
y reflejarte en mi espejo.

Quiero abrazarte fuerte,
para quedarme con algo de tí,
no importa qué
elige tú.

Yo preferiría tu olor.

Te cruzaré un dia en la calle
y apreciare tu sorpresa.
Me encanta cuando te sorprendes.

Despúes de todo esto
te daré un beso en secreto,
y me lo devolverás tras cualquier árbol.

Será entonces cuando te dire
que no puedo evitar quererte.

Y tú desaparecerás....

sábado, julio 07, 2007

Llevo una princesa



Llevo una princesa en la mano,
oculta y resguardada
casi silenciosa a ratos,
con olor a cuento olvidado.

Llevo una princesa en la mente,
humilde y altiva
dicho sea de paso,
con arrogancia furtiva.

Llevo una princesa en el bolsillo
pequeña e inquieta
con colores pasteles decorada,
con rostro pictóricamente combinado.


Llevo una princesa en el alma,
a veces lleva vestido rosado
disfrazado de divina sutileza
y zapatos gastados.

Llevo una princesa en la mano
susurrándole cada secreto guardado,
y ella con finura nobleza
me pregunta que cuanto tiempo ha pasado.

Y yo que peco de torpeza,
le respondo confusa
dos inviernos y dos veranos.

domingo, julio 01, 2007

Shhhh

Me contabas que te había sucedido denuevo, que habías entrado a esa fiesta sin ninguna expectativa y te la habías encontrado en su mejor vestido sonriendote. Y tú que no pecabas de majadería, no le dijiste nada, ni siquiera eras capaz de mirarla; porque caías siempre ante sus ojos, y ante eso no había nada que hacer. Te sentías culpable de eso, llevabas ese secreto enclaustrado dentro tuyo, y siempre pensaste que no decirle nada te hacía una mierda de persona. Probablemente lo eras.

Entonces, mientras pensabas eso, ella se te acercó y te susurró algo que tú nunca me dijiste. A mi siempre me ocultaste todas estas cosas, siendo que sabías que no te reprocharía algo así. Fue ahí cuando me dijiste que te habías enamorado de ella, pero que no querías decirle.

- Por la misma puta! - me dijiste. Yo te respondi que era una idiotez no confesárselo. Por un momento pensé que recapacitarías y le dirías la verdad, pero no, al final nunca lo hiciste.

Ahora te carcomía el hecho de mirarla, y saber que nunca sería tuya. Te apretaba la garganta, tenerla tan cerca y ni siquiera atreverte a rozarla.

Siempre fuiste idiota - en ese sentido - siempre fuiste cobarde. Por qué ella te quería de la misma forma que tú a ella. Y el estúpido silencio que existió en ese sentido, terminó enloqueciendote.

Y enloqueciste de tenerla tan cerca y no poder decirle nada. Nada. Ni una palabra sobre el tema. Te congelaba el miedo de sentirte fuera de lugar, en otra galaxia. Te daba miedo ir contra las reglas, siendo que siempre pregonaste que eras rebelde.

Años despúes te encontré tomando café en un viejo local en el centro. Ni me miraste, no querías que te preguntara por ella. Me dijiste que la amabas, y que a veces la mirabas a lo lejos, pero nunca ibas a saludarla. Te conté, ese día, que ella también te amo a tí. Pero tú no quisiste creerme, preferías vivir con la idea de que el amor imposible existía de por sí. No querías escuchar esas fracecillas esperanzadoras que decían que el amor imposible, lo es, debido a que alguien lo hizo asi. Terminaste tu taza de café, y me dejaste su foto en la mesa.

Yo te miré salir tranquilamente. Hace años que te amaba, pero nunca te diría nada.