viernes, marzo 06, 2009

La casa donde no se llora

Su hermana hablaba por télefono, estaba abstraída en una conversación juvenil. Ofuscada, la miraba, quería desesperadamente que cortara el teléfono y la acompañara. No le pedía nada más, incluso era capaz de oir todas sus historias para no sentir ese silencio que le abismaba. Sus padres no estaban, nunca estaban en realidad. Algunos dicen que sólo aparecían para hacer controles estúpidos y posesivos. La casa en silencio, ella sólo escuchaba el ruido del ventilador que la empezó a trastornar. Miraba el reloj cada 2 minutos. Sabía que no aparecería nada. Sabía lo que significaba mirar la pantalla del celular sin ningún atisbo. En realidad tampoco estaba desilucionada, simplemente que le era díficil llorar en una casa donde no se llora. Pintarrajeada con cuadros y adornos sobre-apreciados, al borde de la siutiquería; su casa se confeccionaba en la medida más individualista que podía concebir. No tenía espacio para conformar un hogar, no existía un lugar para sentarse a conversar. Todo estaba diseñado para que ningún integrante de aquel lugar se topara, de hecho, dudo mucho que se hayan conocido.

Ella (mi personaje ficticio), daba vueltas por la casa buscando algo/alguien. Buscaba, miraba el celular, comía papas fritas, iba donde su hermana, paseaba. Caminaba sólo para que el tiempo pasará, caminaba para no pensar, caminaba para no escuchar el ruido del ventilador. Caminaba para permanecer. Caminaba sin avanzar.

Su respiración era extraña, era como si el aire se hubiera espesado de tal manera, que le era muy díficil respirarlo. Todo acto le costaba el triple que antes. Pero ella sabía muy bien que en esa casa no se podía llorar, mucho menos ir a pedir abrazos de ningún tipo.

- Las penas se pasan sólas - alumbraba la señal que se encontraba al interior de su habitación. Ella no podía llorar, y el llanto atragantado en su cuerpo la volvía débil. Fue tanta la debilidad que sintió, que comenzó a agarrarse de sus memorias para sobreponerse. ¡pero es tan perversa la idea de recurrir a la memoria! Puesto que trae una nostalgia insoportable, de la que no se puede escapar fácilmente. Y fue en ese momento, cuando todas sus memorias alegres le hicieron quebrarse.

Y lloró.

Lloró tanto que el agua que salía de sus ojos empañados,comenzó a formar un pequeño lago en la alfombra de su pieza, luego pasó por debajo de las puertas y se introdujo al resto de las habitaciones. El llanto no paraba, fluía el agua por la casa, abarcando cada esquina, cada mueble, cada alfombra del lugar.

Los familiares aturdidos no entendían de dónde venia esa agua

- Dios santo, alguien ha dejado alguna llave abierta - chillaba una señora histérica que habitaba muy cerca de allí.
- No, creo. Debe ser la cañeria - decía otro anciano un poco encorvado.

Mucha gente llegó a resolver el misterio del agua que había inundado prácticamente todo el terreno, buscaron por cada habitación, cada rincón de la casa, y no encontraron nada.

¿La niña que lloraba?

Hay muchas hipotesis: la primera es que murió a los pocos días despúes a causa de una enfermedad que su cuerpo no pudo soportar. Otros dicen que la vieron huir muy lejos. Los vecinos cercanos dicen que enloqueció, y se encerró en un sanatorio, del cual nunca quiso salir.
Pero la hipotésis más certera, y la que se ha mantenido en secreto durante años, es que aquella niña lloró tanto, que su cuerpo se desinfló por completo y se convirtió en agua.

Y el agua se impregnó en su alma, mutandola. Lo que lo hacía realmente poético, ya que ahora podíamos estar seguros que las lágrimas no son más que la sangre del alma.

3 boinas han plasmado su saliva:

Consuelo dijo...

Me gusta la hipotesis de que se convirtió en agua....el agua de su llanto.
Espero no hayarme nunca en una casa donde no se llora.
Saludos y felicitaciones!!

krispo dijo...

que bueno encontrarte por estos lados otra vez...
pensé que ya no escribias aqui, me pondré al dia y leeré ahora q tengo tiempo
besos y tamos hablando
bye*

Pame dijo...

Me gustó.