
Hoy me acuerdo de los versos olvidados,
Que emplumados volaron lejos
Hasta alcanzar el hielo, su destino.
Volvieron congelados,
Acariciados por un plumaje patético,
Un poco esquelético y desmembrado,
Simplemente su cadáver.
Era Alicia blanca tras el espejo,
Una pantomima de princesa
Que fue descolorándose sin notarlo,
Fue perdiendo brillo, fue perdiendo sangre.
Fue perdiendo vida, fue perdiendo muerte.
Colgando con cuerda al cuello,
Buscando aferrarse a una mirada
Que se van perdiendo,
Que se van cerrando
Que se van negando
Que se van hiriendo.
Dos ojos fugitivos
Que se pierden entre caricias,
Que se muerden sin quererlo
Y que finalmente, terminan por ahogarse.
Flotan en un mar de lágrimas
Caidas por observas a su estrella
Quien estuvo atrapada en aquel espejo,
Que se convirtió en su propio tablero.
Ay, humanidad carcelera,
¿Por qué dejas atraparnos como ciervos?
¿No deberías simplemente quitarnos el alma?
¿O es todo esto miedo por no poseer esa mirada?
Esos versos fugitivos,
Que se encerraron a causa del miedo,
Fueron desapareciendo, muertos tal vez;
1 boinas han plasmado su saliva:
Fue perdiendo brillo, fue perdiendo sangre.
"Fue perdiendo vida, fue perdiendo muerte."
Remarco tu obsesión sádica ajena.
"Dos ojos fugitivos
Que se pierden entre caricias,
Que se muerden sin quererlo"
Por otro lado, eso me mató. Me gustó leerlo, y lo releí muchas veces. Hasta que ya no me impresionó. Ahora aprendí que no hay que matar esas cosas que causan gracia.
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